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A causa de un reciente conflicto, conviene recordar cómo el problema de las relaciones del hombre y el mundo forma parte de la más antigua y venerable tradición filosófica occidental. Los antiguos griegos inventaron dioses sumamente parecidos al ser humano. Se sentían envidiados por ellos y, además, perseguidos por su venganza. Nunca antes había habido esta íntima y profunda complicidad -propia de otras culturas- entre el hombre y el mundo a través de los dioses. Esta característica está lejos de ser indiferente. Los primeros " físicos" de Jonia denunciaron a estos dioses dérisoires/risibles/deleznables y trataron de explicar el funcionamiento del mundo. Es la primera física fue, pues, una cosmología. La transformación de las instituciones políticas de esa época y el desarrollo del concepto de "justicia" divinizada, hicieron surgir la idea de que las cosas del universo tal vez estaban regidas por disposiciones parecidas a las que permitían normar los asuntos humanos. Ahora bien, el concepto organizador de estas primeras instituciones democráticas de Grecia era el de la igualdad. Este "orden" del mundo no nos remite a una relación esencialmente exterior y arbitraria de autoridad, de sujeción y dominaci6n, sino, antes bien, a relaciones de necesidad emanadas de Obligaciones de reciprocidad, donde cada cosa, establecida en sus propios límites, no puede sobrepasarlos ni desbordar los ajenos. "Los seres", según la tan citada f6rrmula de Anaxágoras, "deben pagarse unos a otros una justa multa por su injusticia, según el decreto o mandato del Tiempo." La idea constitutiva de la palabra "ley" es la de la necesaria determinación de las relaciones entre los fenómenos o los seres vivos, y en el seno de ellos mismos, según ciertos principios tomados como referencia o medida. La idea de autoridad estaba totalmente ausente de ello. Toda la filosofía presocrática buscaba la explicación del mundo ya sea en abstracciones -lo ilimitado, el uno, el ser-, en elementos -el agua, el fuego, los átomos-o o en pares de contrarios, construidos según el modelo primordial del amor j el odio, lo mortal y lo inmortal, el día y la noche, la generación y la corrupción.

* "Synthèse, en La rupture entre l'enterprise et les hommes. A. Chanlat y M. Dufour. Compiladores, Montreal-París, Quebec-Amérique, 1984.

Clara María Canaguaro

Traductora
Dufour, M., & Canaguaro, C. M. (1995). Síntesis. Cuadernos De Administración, 14(20), 43–66. https://doi.org/10.25100/cdea.v14i20.253

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