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En el curso de varios años, he observado desde adentro una empresa internacional de servicios financieros con activos que alcanzan decenas de miles de millones de dólares y sucursales en varios continentes. Después de haber asistido a innumerables sesiones ordinarias y extraordinarias de comités de consejos, me aprecio claramente que uno encontraba 3 grandes tipos de personas: el artista, el tecnócrata y el artesano, entre los 15 jefes de división de división del grupo y de sus grandes divisiones. Cada uno de los tres grandes tipos de dirigentes hablaba un lenguaje diferente y tenía intereses y prioridades variadas. El uno quería que la empresa “conquistara” el mundo, al  menos vastas partes del mundo; el otro que “perfeccionara” lo que ya hacía; y el tercero que pusiera “a punto” sus sistemas y generara utilidades. Los dos primeros grupos deseaban igualmente alcanzar utilidades, pero su concepción de la manera de realizar difería enormemente de la del tercero. […]

Como se reconoce un artesano

Consagrado, digno de confianza, honesto, sosegado, realista y prudente. Estas cualidades han caído en “descréditos”, en parte por que la modernidad no puede tolerar la autoridad, la disciplina, la tradición, que son las virtudes del artesano. Inteligencia sin brillo, sin pulido, sin destello. Principios bien sentados, franqueza, juicio, equilibrio. Es una persona de experiencia, bien informada, razonable, con buen criterio; se ve venir el tecnócrata de lejos, pero respeta los “soñadores”. “las gentes de análisis se recogen con pala, pero no se compran los sueños”

Barthélemy Marchi Soto

Traductor
Pitcher, P., & Marchi Soto, B. (1996). Si usted tiene la más mínima duda… escoja un artesano. Cuadernos De Administración, 15(23), 137–142. https://doi.org/10.25100/cdea.v15i23.188

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